El pacto de las Janas

Lucía


- Vamonos, están aquí. Corre, coge a Lucía.
- Pero...
- No, olvidaté de eso, no hay tiempo

Con estos gritos se despertaba Lucía. En su habitación su madre entraba como una exhalación cogiéndola en brazos para salir corriendo por la puerta.

No había tiempo ni para coger ropa. Su padre en la puerta de entrada las esperaba con el motor del coche en marcha. No podían ver a nadie tras de ellos, las calles estaban casi desiertas a esas horas, aún así el coche en el que viajaban no aminoraba su alta velocidad.

- Tranquila mi niña, no pasa nada. Papa y mama te van a llevar de viaje con ellos- acaricia con ternura la cabecita de su niña- Lo se, el osito se quedó en casa, no te preocupes por eso, estará bien para cuando volvamos, ahora intenta descansar

A punto de llegar a la estación un vehículo aparece derrapando detrás de ellos. El gesto del cabeza de familia cambia radicalmente al mirar por el retrovisor.

- Agachaos y no mantén siempre baja la cabeza

Ambos vehículos protagonizaron una persecución a gran velocidad por las calles de la ciudad. Hasta en tres ocasiones estuvieron a punto de colisionar con otros conductores.

En la entrada del campus con el coche perseguidor a una considerable distancia tras girar su padre pisa el freno de manera brusca.

- Llevátela, nos veremos donde teníamos previsto, si no he llegado no me esperes

Su madre abre la puerta echando a correr con ella en brazos, sollozando. El coche con su padre dentro emprende la marcha perdiéndose de vista.

Un hombre vestido con un traje negro sale del coche perseguidor corriendo tras de ellas mientras que su compañero imita al cabeza de familia y prosigue en su carrera particular.

..........

Al abrigo de un autobús apoyada junto a la puerta, sin aliento mira nerviosa a todo lados a la espera de que el agente aparezca y se las lleve.

Un numeroso grupo de jóvenes en estados de embriaguez introducen sus equipajes en el autobús a la espera de uno de los mejores viajes de su vida.
Sin tiempo a reaccionar el hombre del traje aparece casi en frente suyo, buscando entre todo el revuelo.

- Mami, ¿que pasa? ¿que pasa, mamá?

Su madre le tapa la boca, sus músculos se tensan. El agente parece haber oído algo, se dirige ellas parándose a escasos centímetros, gira para ver a su alrededor, se agacha buscando algo bajo el autobús y se aleja nuevamente con un móvil ya en su mano.

..........

No sería la mejor opción y seguro que tampoco la más inteligente sin embargo ahí se encontraban, madre e hija subidas en aquel autobús de universitarios, agazapadas en una de las primeras filas.
Los demás parecían no verlas al subir, ahora y tras casi dos horas de viaje pocos eran los que se encontraban aún despiertos

Tengo miedo... pero como veo a mamá tan rara no puedo echarme a llorar... además... antes ha llorado... ¿por qué lloraba mamá?...
La miro con cierto miedo... ¡¡quiero tener al osito!! ¿y donde esta papá?
El labio empieza a temblarme y creo que voy a empezar a llorar...

- Mami... mami, ¿que ha pasado? ¿Porqué tenemos que escondernos?¿? ¿Hemos hecho algo malo, mamá? - le digo en voz baja, casi no me atrevo ni a levantar la voz. Mamá me tapó la boca antes... tal vez el malo aun siga por ahi...

Con el labio temblando y las lágrimas a punto de asomar saca desde el fondo de su garganta una tímida vocecilla y consigue preguntarle a su madre.

Conmovida y por primera vez consciente de lo que debe suponer para una niña tan pequeña toda esa situación la abraza fuertemente.

- Claro que no hemos hecho nada malo cariño- mira hacia el pasillo, parece que una joven las está mirando.

“No es posible, no puede vernos.”

- Trasnqueila peque, tu amga tianeee razón. La fiseta siempres biuena – se gira y se dirige hacia el baño con la imperiosa necesidad de librarse de la forma más rápida posible del exceso de alcohol que se acumula en su estómago.

“Tenemos que bajar de aquí cuanto antes.”

Cubriendo aún más el cuerpo de la pequeña se recuesta.

- Ahora duerme, todavía nos queda un rato de camino. Tenemos que estar bien para reunirnos con papa ¿no? – Su tono intentaba transmitir calma, cosa que no conseguía del todo.

Con la mirada perdida acaricia el pelo de la niña tratando para ayudarla a dormir.

Lucia
Me abrazo a mamá, se está tan bien cuando mamá me abraza... Cierro los ojos, y suspiro... Si mamá lo dice está bien... Ya no pasa nada...

- Vale mami... Quiero ver a papá.... - digo con los ojos semicerrados... Ah... mi osito... tengo sueño...

Lucia se duerme sobre el regaz de su madre, con una lagrima en la mejilla recorriendole lentamente.

Lucía se despierta en brazos de su madre en la calle, los jóvenes detrás de ellas empiezan a bajar del autobús

- Recordad, en dos horas nos vamos al aeropuerto. El que no esté interesado en la exposición...

La voz de la profesora se ve sofocada por el ruido de la gran ciudad y la distancia que ponía su madre entre ellos.

............

Varias vueltas por la ciudad, sin un rumbo fijo. Sus pequeñas piernas empezaban a doler, nunca habían caminado tanto, cuando salían a pasear con papá....

Varias llamadas sin una respuesta, continuaba probando una y otra vez pese a que la respuesta al otro lado del hilo era siempre la misma, el teléfono estaba apagado.

“No contesta y nosotras tan lejos de donde teníamos que estar. Puede que... no, no puede ser, a él no.”

Volviendo a la realidad se da cuenta de que su hijita camina más y más despacio...

- ¿Estás cansada cariño?, ¿quieres entrar a comer algo? – Le señala un burguer cercano.

Su rostro trata de transmitir la seguridad que en estos momentos no tiene.

“Ella es lo primero.”

Lucia

¡¡Llevamos años caminando!! ¡¡¡Jooooooo!! ¿Cuanto queda para llegar? Quiero ver a papá y quiero jugar con el osito. A mi osito le voy a poner ese gorro que tanto le gusta, luego invitaré a papá a que juegue con nosotros dos a los aviones. Me gusta tanto cuando papá me lanza para el techo.... Joooooo, estoy cansada.... ¿cuanto queda?

Mamá llama por telefono, ay... me duelen las piernas...

- ¿Estás cansada cariño?, ¿quieres entrar a comer algo? – Le señala un burguer cercano

¡¡Un burguer!!

- ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! ¡Vamos al burquer!! Mami, pideme lo que lleva un muñequito por faaaaaa. ¡yupi, vamos al burquer! ¡mira mami, ya no estoy tan cansada, puedo ir corriendo tan rapido como un caballo hasta el burguer!! ¡¡vamos mami!! - digo mientras salto de lo contenta que me he puesto. Que buena es mami, que me lleva a un burguer.

Lucía pasa un rato jugando con varios niños en el burguer, mientras su madre intenta contactar una y otra vez con su teléfono móvil.

Mientras desciende del tobogán Lucía tiene una extraña sensación, algo que nunca había sentido. Su vista deja de estar enfocada, sus sentidos dejan de responder, un dolor desde el centro de su ser, alguien le está haciendo algo malo, alguien cerca.
No siente el golpe contra el suelo, ni los gritos de los niños asustados que jugaban con ella.

Su madre sorprendida por un grito de dolor en la acera. Un hombre en el suelo convulsionando

- ¡Detenla, detenla!

Sale corriendo hacia Lucía. La pequeña convulsiona en sus brazos. Sin darse cuenta todo su ser se ve desbordado por esa sensación. El mismo hombre que les perseguía en su casa entra en el burguer con la mano en su bolsillo.

Me despierto... ay.... ¿que ha pasado? ¿donde estoy? Mamá... ¡¡mamá!!

Me abrazo a mi madre asustada y lloro, no se uqe ha pasado...

- Mami, el hombre malo!!! El hombre malo mami...

Hombre malo... hombre malo... hombre malo... burguer..

- Mami, estaba la hamburguesa caducada...??? no me encuentro bien... Mamiiiiii

Y lloro... buaaaaaaaaaaaahhhhh!!!

- Tranquila no pasa nada, mamá está aquí.

Sin dar crédito aún a lo que había sucedido en el burguer abraza a su hija con todas sus fuerzas, su pequeña.

Comenzó a correr hacia la niña, convulsionando en el suelo cuando de pronto no pudo...
En ese momento no fue consciente y sin embargo ahora podía comprobarlo, el único momento en el que tuvo algo de control

Aquel hombre, todavía en la calle las perseguía. Suerte o quizá algo más, una foto en su teléfono segundos antes de que todos los acontecimientos se sucedieran, esa era la cara del sujeto que estaba tras de su familia, pese a su tamaño aquello podía ser lo que les salvara la vida.

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Las dos de la mañana y la pequeña sigue sin poder dormir, en un estado rozando al shock su nerviosismo no ha disminuido desde su encuentro.

“ Esto no puede seguir así, ellos sabrán que hacer”

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- Hola, soy María, necesito ayuda.
- Lucía está.... y ellos vienen detrás nuestro, no puedo localizar a José... - La voz le tiembla, su nerviosismo no hace más que aumentar
- Si, podríamos estar allí....

El cansancio vence a la pequeña mientras la conversación continua. La niña entra en un sueño intranquilo en el que se desata toda su ansiedad

Osito! Osito! ¿Donde estas osito? Ah, aqui estas.. Osito, estan pasando cosas muy raras, un señor malo nos persigue a mamá y a mí, y papá no está. Tengo miedo osito, además me duele.... me duele... ¿Que dices osito? Que no tenga miedo? Ay osito, menos mal que puedo hablar contigo... Mamá esta muy rara... papá no esta, no esta..
Quiero volver a casa... a casa...

Osito, juguemos... pero con cuidado, que me duele... ¿que me duele? no lo se, osito, pero duele... el señor malo anda cerca... el señor malo malo malo...

Y mamá esta rara... y quiero volver a casa... y me encuentro mal... y no quiero estar aqui... ¡papá! ¡PAPÁ! ¡PAPÁ VEN A POR NOSOTRAS! ¡PAPÁ VUELVE!